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¿Qué le sucede a su cuerpo si solo come vegetales durante una semana?

Un experimento que a muchos les gustaría probar. Descubra qué le sucede a su cuerpo cuando solo come verduras durante 7 días consecutivos.

¿Alguna vez te has preguntado qué pasaría con tu cuerpo si, durante siete días consecutivos, renuncié a carne, productos lácteos, huevos e incluso los productos procesados, que te confían solo lo que crece de la tierra? Un experimento de comida extrema para algunos, un desafío estimulante para otros. Aún así, los beneficios, y también algunos efectos secundarios, comienzan a sentirse de inmediato.

Comer solo vegetales significa eliminar por completo la comida de origen animal y depender de frutas, verduras, legumbres, granos integrales, semillas y frutas secas. Parece simple, y tal vez lo es, incluso si lo que sucede en nuestro cuerpo es mucho más complejo, sorprendentemente positivo en ciertos aspectos, molesto para los demás.

Día 1: un lleno de fibra y ligereza mental

ligereza mental

El primer impacto es mental. Te sientes virtuoso, ligero. Una especie de “limpieza” simbólica que involucra la cabeza incluso antes de que comience el intestino. En un nivel físico, el cuerpo se inunda inmediatamente por una cantidad de fibras que rara vez recibe en una dieta omnívora. Una ensalada abundante, un plato de lentejas, tal vez un batido con repollo negro y plátano. En un día, se pueden exceder 30 gramos de fibra recomendados por día.
Sin embargo, tenga cuidado: tomar tanta fibra todas juntas, para aquellos que no están acostumbrados pueden causar hinchazón, meteorismo y cambios en el tránsito intestinal. En resumen, el primer día podría ser un poco … turbulento.

Día 2-3: El metabolismo se acelera, pero el cuerpo se asienta a sí mismo

metabolismo de acelera

Desde el segundo día en adelante, el cuerpo comienza a adaptarse. El intestino se reorganiza, el metabolismo se despierta, la digestión se vuelve más rápida. Las fibras solubles (las contenidas en manzanas, avena, legumbres) alimentan las bacterias buenas del intestino y comienzan una fermentación beneficiosa. Según un estudio publicado en Nature, una dieta vegetal modifica la microbiota intestinal ya después de 48 horas, promoviendo el crecimiento de especies bacterianas antiinflamatorias.
Mientras tanto, muchas personas informan una sensación de ligereza generalizada. Duermes mejor, te sientes menos pesado. Sin magia, pero fisiología simple: sin alimentos ricos en grasas saturadas y/o proteínas complejas, el hígado y el sistema digestivo funcionan más fácilmente.

Día 4-5: la piel cambia, la energía aumenta

energía

A mediados de la semana comienzan los cambios más visibles. La piel parece más brillante, las espinillas desaparecen y/o se reducen. Este fenómeno está vinculado tanto a la eliminación de productos lácteos, a menudo implicados en las reacciones del acné como el aumento de los antioxidantes presentes en frutas y verduras.
Además, la cantidad de agua ingerida a través de verduras como pepinos, calabacines, espinacas y tomates ayuda a la hidratación interna. Los riñones funcionan mejor, la retención de agua se reduce. Y llega un nuevo sentimiento: la energía no cae en la mitad del día. De hecho, tiende a mantenerse más estable. Mérito del índice glucémico más bajo y la liberación gradual de azúcares de granos y legumbres integrales.
Otra investigación publicada en Frontiers in Nutrition ha confirmado que una dieta basada en la planta mejora los niveles de energía, reduce los síntomas de la fatiga crónica y facilita el sueño.

Día 6: Atención a la falta de proteínas

Deficiencia de proteínas

Hasta ahora, todo bien. Pero en el sexto día, si la dieta vegetal se enfrentara sin criterios, podrían surgir los primeros signos de desequilibrio. Una caída en la fuerza muscular, un ligero cansancio, concentración de dificultad. En ausencia de legumbres, tofu, tempeh, seitán y combinaciones correctas de cereales y semillas, el cuerpo podría comenzar a perder aminoácidos esenciales.
Comer solo verduras no significa alimentarse de manera equilibrada. Una dieta vegetal bien estructurada debe incluir al menos 50-60 gramos de proteínas por día, de lo contrario, el riesgo es perder masa magra, con efectos negativos sobre el metabolismo basal.

Día 7: Cuerpo más limpio, mente más clara

bien psicofísico

El último día del experimento, te sientes cambiado. No tanto porque se ha perdido algo de hecto (la caída en el peso a menudo es modesta y empatada más a los líquidos que en la grasa, como para la sensación de limpieza interna. La mente también parece más lúcida, una consecuencia de la reducción de la inflamación sistémica y el mejor equilibrio glucémico.
Varios estudios confirman que una dieta basada en la planta puede reducir los marcadores inflamatorios en la sangre, mejorando el estado de ánimo y la salud del cerebro. Por ejemplo, un estudio australiano destacó un vínculo entre la nutrición vegetal y la menor incidencia de ansiedad y depresión.

Una experiencia que cambia la percepción de la comida

Siete días no son suficientes para transformar la salud a largo plazo, pero son suficientes para comenzar un cambio. Para muchos, es el comienzo de una mayor conciencia. Aprendes a leer las etiquetas, a cocinar de manera más variada, a escuchar tu cuerpo.
El regreso a la dieta habitual, después de una semana de nutrición vegetal, a menudo saca intolerancias inactivas. La leche, por ejemplo, puede ser más pesada, mientras que algunos alimentos demasiado salados o procesados ​​pueden parecer repentinamente molestos. Es la señal de que algo, en esos siete días, realmente ha cambiado.

¿Vale la pena?

Sí, vale la pena intentarlo, pero con inteligencia. Una semana de verduras solo puede ser una oportunidad para reequilibrar el cuerpo, experimentar con nuevos sabores, reducir la inflamación y mejorar la salud intestinal. Sin embargo, es necesario prestar atención a la variedad y la calidad, no es suficiente para atracarse las ensaladas: el cuerpo necesita nutrientes completos, incluso por fuentes de verduras.
Entonces, sí al repollo y las zanahorias, pero también a los garbanzos, semillas de cáñamo, quinua y leche de soya sin azúcar. Un experimento que, si se enfrenta a curiosidad y sentido común, tal vez después de hablar con médicos y/o nutricionistas, puede dejar una señal duradera.