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Amistades tóxicas: señales de que es hora de dejar ir a quienes ya no te sirven

Las amistades nacen, crecen y, a veces, terminan: aprender a comprender los signos de una relación al final de la línea es fundamental para experimentar vínculos auténticos y liberarnos de relaciones que ya no nos convienen.

Hay vínculos que mejoran nuestra vida, nos hacen sentir bienvenidos y comprendidos. Y luego hay otros que, aunque alguna vez fueron preciosos, empiezan a pesar como una mochila sobrecargada. Determinar cuándo es el momento de relajarnos puede ser difícil, pero también es una de las decisiones más saludables que podemos tomar por nosotros mismos. La amistad evoluciona y con ella nosotros también debemos evolucionar.

¿Por qué algunas amistades terminan?

Las amistades surgen de factores simples y poderosos: intereses comunes, cercanía y momentos de vida compartidos. Sin embargo, a medida que pasan los años, estos mismos pilares pueden empezar a tambalearse.
Estas son las tres razones principales que a menudo conducen al deterioro de una relación:

La distancia emocional suele ser más insidiosa que la distancia física. Y cuando un vínculo se basa únicamente en el hábito, puede volverse más tóxico que beneficioso.

Las señales de una amistad que ya no funciona

¿Cuántas veces nos hemos dicho: “tengo que llamarlo”, sin encontrar nunca el momento adecuado? A veces no es sólo falta de tiempo, sino también pérdida de interés mutuo.

Aquí hay algunas señales de que la relación puede estar llegando a su fin:

Dejar ir una amistad no se trata de faltarle el respeto a lo que fue, sino de respetar en lo que te has convertido.

¿Se puede revivir una amistad perdida?

Las personas cambian y con ellas también las amistades. Pero en determinados casos, un vínculo que parecía perdido puede renacer con un pequeño gesto.

A continuación se ofrecen algunas ideas para intentar recuperar una relación:

Sin embargo, recuerda que la amistad es siempre una elección mutua. No podemos obligar a alguien a quedarse.

Cuando ya no estás en el centro

No siempre somos nosotros quienes cerramos las puertas; a veces estamos del otro lado, viéndolos acercarse frente a nosotros. Es una experiencia dolorosa, pero también una oportunidad de crecimiento.

Si un amigo se aleja, resiste la tentación de buscar explicaciones a toda costa. A menudo, no es culpa tuya: las personas evolucionan y cambian de prioridades.

En lugar de perseguir, intenta invertir en ti mismo. Céntrate en relaciones que realmente te enriquezcan y en crear un espacio de equilibrio y serenidad. Ser un buen amigo contigo mismo es el primer paso para construir vínculos saludables con los demás.