Ese vino tinto tenía propiedades beneficiosas es conocida, especialmente por el corazón y la circulación. Pero hoy, gracias a un estudio de todos, surge un detalle sorprendente: esta bebida milenaria también podría ser un aliado inesperado para la salud de la boca y la garganta.
Los investigadores de la Universidad de Pavia, que publicaron los resultados de su investigación científica en la revista Revista de química agrícola y alimentaria. Según lo que surgió, algunos compuestos naturalmente presentes en el vino tinto, incluidos el etanol, los ácidos orgánicos y los polifenoles como el resveratrol, podrían eliminar hasta el 99% de las bacterias responsables de la caries y la faringitis.
La acción antibacteriana del vino, en particular el rojo, se debe a una combinación de elementos que actúan directamente contra microorganismos dañinos de la cavidad oral. Ya es un efecto ya observado en el laboratorio, donde estos compuestos han demostrado una capacidad efectiva para inhibir el crecimiento de bacterias vinculadas a trastornos frecuentes como la caries o la inflamación de la garganta.
Pero tenga cuidado: ningún estudio afirma que beber vino puede reemplazar las prácticas básicas de higiene oral. El lavado de los dientes, el hilo dental interdental y las visitas regulares del dentista siguen siendo hábitos esenciales. Este es un complemento, no un atajo.
Sí a los beneficios, pero con moderación
Si, por un lado, los beneficios antibacterianos del vino son prometedores, por el otro es necesario. Una ingesta exagerada puede causar erosión del esmalte dental, aumentar el riesgo de enfermedades y, a largo plazo, comprometerse con precisión de esa salud que tiene la intención de preservar.
El biólogo y popularizador científico Fabiano de Abreu Agrela, entre los signatarios del estudio, recomienda prudencia:
Un vaso al día es la medida ideal, siempre bajo supervisión médica, especialmente para aquellos que tienen más de 60 años o siguen las terapias de drogas.
Esta es precisamente la clave: conciencia. Beber vino puede convertirse en parte de un estilo de vida equilibrado, pero debe hacerse con conciencia y responsabilidad.
El vino tinto ya es apreciado por sus beneficios cardiovasculares, por su poder antioxidante e incluso por el papel potencial en la prevención del cáncer. Ahora, gracias a este estudio italiano, descubrimos que también podría ser de ayuda natural contra las bacterias orales.
No se trata de incitar al consumo, sino de integrar el conocimiento científico en nuestra vida diaria, reevaluar el impacto de los hábitos arraigados en la cultura mediterránea. Como a menudo sucede en la naturaleza, el secreto es en la medida en que un gesto simple, como disfrutar lentamente de una copa de buen vino tinto, realmente puede convertirse en parte de una rutina saludable, si lo hacemos con conciencia.