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Las palabras que destruyen: lo que nunca decirle a su hijo adolescente

“¡Siempre haz tu cabeza!”, “¡Nunca te importa nada!”, “¡Eres solo un problema!”. Por lo tanto, las frases, desafortunadamente, son comunes en muchas casas. Y no es difícil entender la razón: la adolescencia es un período de choques, de revoluciones internas, de distancias que se crean entre padres e hijos. Los padres se sienten reservados, los niños no se sienten entendidos.

Y así, el diálogo se rompe, crecen los malentendidos y el culpa – es decir, dar la culpa, acusarlo, juzgar, se convierte en el atajo más utilizado. Pero este atajo puede hacer daños enormestanto con la relación con los niños como con su crecimiento emocional.

La culpa, de hecho, no es solo una reacción impulsiva. Es un forma de comunicar que duele: Puede humillar, mortificar, generar desconfianza. Y si se convierte en hábito, puede usar la relación padre-hijo de una manera silenciosa pero profunda.

Etiquetas, insultos, sarcasmo: las palabras que destruyen la autoestima (y cómo evitarlas)

Una de las formas más tóxicas de culpa es laUso de etiquetasel Insultos: “Eres vago”, “eres un fracaso”, “eres inútil”. Las palabras llamadas quizás en un momento de ira, pero que llegan directamente y permanecen allí, durante mucho tiempo. Especialmente si provienen de un padre – La persona más importante en la vida de un adolescente.

Y no lo decimos solo por sensibilidad. La ciencia lo dice. Según el Asociación Psicológica Americanaun lenguaje culpable o humillante, si se usa con frecuencia en la familia, puede aumentar significativamente el riesgo que desarrolla un adolescente ansiedad, depresión y comportamientos opositores.

Los datos confirman esto: aquellos que crecen en un entorno donde prevalece el juicio tienen más dificultades para generar confianza en sí mismos y en los demás. Aquellos que son escuchados, incluidos y ven sus emociones reconocidas, se desarrollan más fácilmente Resiliencia, autonomía y un sentido de responsabilidad.

El psicólogo ya había entendido esto en la década de 1960 Thomas Gordonpadre de comunicación no violenta entre padres e hijos. Gordon propuso un punto de inflexión simple pero revolucionario: deja de decir “eres …” y comienza a decir “Siento …”.

Entonces, en lugar de descargar la ira y el juicio con frases como “Eres irresponsable”, un padre puede decir:

Cuando volviste tarde y no me llamaste, me preocupaba. Empecé a pensar que algo podría haberte pasado.

Simple, ¿verdad? Sin embargo, todo cambia. Porque de esta manera, pero se expresa un sentimiento. Hay espacio para la confrontación, no para el conflicto. La relación está protegida, en lugar de usarla.

Lo que dice la psicología del desarrollo: un buen padre no es perfecto, pero consciente

La investigación en el campo psicológico es clara. Segundo Diana Baumrindexperto en estilos educativos, niños criados con padres “autoritarios”, aquellos que imponen reglas sin escuchar, tienden a ser más ansiosos, inseguros y conflictivos. Por el contrario, los niños de los padres “autorizados”, aquellos que dan reglas pero también escuchan y calientan, desarrollan mejores habilidades sociales, mayor autonomía y más autoconciencia.

También John Gottmanfamoso psicólogo estadounidense, ha estudiado el vínculo entre la educación emocional y el desarrollo personal durante años. Su investigación muestra que los niños (y los jóvenes) viven en familias donde Las emociones son aceptadas, no juzgadastienen más herramientas para enfrentar estrés, frustraciones y relaciones complejas.

Finalmente, un estudio de Joseph Allenconducido con adolescentes y padres, reveló otro hecho importante: cuando los padres Permitir que los niños se expresen sin miedo al juiciose fortalece el sentido de identidad y confianza mutua. Por el contrario, cuando el niño se siente constantemente criticado, puede elegir el silencio o la rebelión.

Entonces, no: no hay gritos, etiquetas o sarcasmo para ser escuchados. En su lugar necesitas uno presencia afectiva, coherente y respetuosa. Es necesario comunicarse mejor. Y cada padre puede aprender a hacerlo.