Una semana después de la mayor inundación de la historia reciente de España, los afectados se enfrentan a un nuevo riesgo: las condiciones higiénicas
Las lluvias torrenciales provocadas por Dana en la Comunidad Valenciana desencadenaron el apocalipsis el pasado martes. Unas inundaciones catastróficas han arrasado con todo a su paso, desde vehículos hasta mobiliario urbano, pasando por edificios inundados y dejado (por el momento) más de 200 muertes y cientos de desaparecidos.
Hará falta tiempo para que los habitantes de ciudades como Paiporta, la más afectada, Picanya, Sedaví, Alfafar, Massanassa o Catarroja recuperen su vida normal. Hay varias zonas todavía sin electricidad ni agua corriente y mientras tanto las carreteras acumulan barro, basura y vehículos uno encima del otro.
Una situación que cada día es menos higiénica y en diversos lugares podría favorecer la propagación de virus y bacterias entre residentes, personal de emergencia y voluntarios.
Las bacterias más peligrosas.
Las redes de agua sanitaria han sido destruidas y hay contaminación en toda la zona. Las aguas residuales se mezclaron y esparcieron por donde pasó el agua, lo que incluye bacterias patógenas o potencialmente patógenas, como E. coli, Salmonellavirus intestinales y algunos tipos de parásitos como criptosporidioexplica José Manuel Bautista, profesor del Departamento de Bioquímica y Biología Molecular de la Universidad Complutense de Madrid.
Esto puede generar brotes de diarrea, gastroenteritis y enfermedades de este tipo y además el agua estancada podría favorecerlo. la proliferación de mosquitosprovocando un riesgo adicional (como la fiebre del Nilo).
Tétanos
Actualmente es considerada la enfermedad de mayor riesgo en las zonas afectadas, tanto es así que el lunes comenzó una campaña de vacunación contra el tétanos.
Clostridium tetani es una bacteria que se encuentra en el suelo y lugares relacionados con el hierro y el barro. Cuando hay cortes o heridas en condiciones de bajo oxígeno, estas bacterias pueden crecer y contaminar las heridas, aumentando el riesgo de tétanos, explica el epidemiólogo Bautista.
Militares del Army de Tierra quitan barro de la calle en #masanassa #Valencia #DANA pic.twitter.com/EYxs4BN9mn
— Alerta Zeta | Sucesos 🇪🇸 (@AlertaZeta) 3 de noviembre de 2024
leptospirosis
La leptospirosis, una infección bacteriana transmitida por animales y especialmente en ambientes húmedos, se debe a una bacteria que se encuentra especialmente en aguas residuales. Puede ingresar al cuerpo a través de pequeñas heridas y suele tardar entre una semana y 15 días en aparecer.
Los peligros del barro
Es el elemento más recurrente en los que llegan desde España estos días. Pero el barro también podría contener bacterias patógenas que contaminan las manos y los alimentos.
Y, advierte Bautista, podría haber también residuos químicos “ya que, si hay industria en la zona, el agua puede haber transportado químicos, que pueden provocar infecciones en la piel.”.
Además, en ambientes muy húmedos durante la limpieza también puede haber riesgo de enfermedades respiratorias.
Materia organica
materia orgánica en descomposición se sabe que facilita el crecimiento de bacterias y hongos, ya que encuentran los nutrientes para crecer. Además, si el agua está estancada, esta contaminación se propaga.
La descomposición de la materia orgánica produce bacterias como estafilococos y estreptococosentre otros, que pueden provocar infecciones relacionadas con Salmonelainfecciones cutáneas y respiratorias, y toxinas gastrointestinales producidas por algunas de estas bacterias, como la gastroenteritis.
Por eso los expertos consideran prioritario retirar la basura y cadáveres de animales de las calles lo antes posible y el Ministerio de Sanidad español ha publicado una lista de recomendaciones y medidas para quienes retiren el barro y los residuos de las calles estos días.
Entre otras cosas, les recomienda usar ropa de manga larga y pantalones largos, así como máscara, guantes y otros elementos para proteger la nariz, boca, ojos y manos. También se pide a la población evitar consumir alimentos potencialmente peligrosos, beber únicamente agua embotellada y desinfectar al máximo sus hogares. O lo que queda.