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Detrás de la harina de insectos: contamina más que soja (un nuevo estudio lo dice)

En los últimos años, a menudo se ha hablado de la harina de insectos Como una de las soluciones más prometedoras para reducir el impacto ambiental de la producción de alimentos. La fuente de proteínas alternativas, innovadora y rica en potencial (aunque muy opuesta en nuestro país), ha encontrado un espacio creciente en los debates sobre alimentos novedosos, fuentes de carne y proteínas cultivadas del futuro, especialmente en el Reino Unido, un país en la primera línea de estos temas. Pero ahora una nueva investigación científica frena el entusiasmo.

Según lo que informó el periódico Los tiemposcomer insectos, desde un punto de vista climático, puede no ser una buena idea. Cuestionar la sostenibilidad de los insectos como la comida es Un estudio reciente encargado por el Departamento de Medio Ambiente, Alimentos y Asuntos Rurales del Reino Unido (Defra). La investigación, realizada por la compañía de consultoría Ricardo, centrada en particular en la producción de proteínas de las larvas della soldado negro de Moscú (Hermetia iluccens), solía obtener harinas de proteínas para el uso humano y animal.

El resultado es claro: incluso si estas larvas se crían con alimentos, un método que en teoría debería aumentar la sostenibilidad, Su impacto en el cambio climático es seis veces mayor que el de la producción de proteínas de soya y casi el doble en comparación con los peces. La razón principal? Los procesos industriales necesarios para transformar las larvas en harina: transporte refrigerado, esterilización y secado, todo a una intensidad de energía muy alta.

La situación empeora aún más si, en lugar del desperdicio de alimentos, los alimentos comerciales se utilizan para alimentar las larvas: en este caso, el impacto climático puede alcanzar hasta 14 veces mayor que el de la soja.

Si se compara con la carne de res o el cerdo, la producción de insectos sigue siendo menos impactante. Sin embargo, el estudio subraya que no hay motivaciones ambientales suficientes para promover la inserción de insectos en la dieta humana o animal, si no en presencia de una fuerte preferencia por parte de los consumidores.

Entre los argumentos más fuertes a favor del consumo de insectos hay su alta eficiencia en la conversión de alimentos en proteínas: solo piense que para obtener la misma cantidad de proteínas, un cricket necesita mucha menos agua que una vaca o un pollo. Además, la posibilidad de nutrirlos con el desperdicio de alimentos potencialmente contribuye a la reducción de los desechos.

Pero, según lo aclarado por los investigadores de Ricardo, estas ventajas corren el riesgo de ser canceladas si el ciclo de producción no está optimizado, en particular desde un punto de vista de energía. Sin el uso de fuentes renovables y tecnologías de bajo consumo, la industria de los insectos podría agravar, en lugar de mejorar, la crisis climática.

Altos costos y barreras culturales

Además de la cuestión ambiental, la harina de insectos choca con dos obstáculos adicionales: los costos y los prejuicios. Los sistemas de producción siguen siendo demasiado caros para competir con las proteínas tradicionales y, en los países occidentales, el consumo de insectos continúa con mayor difusión, si no real, entre los consumidores.

En resumen, a pesar de la eficiencia en el uso de recursos y perspectivas relacionadas con la gestión de residuos, parece que la harina de insectos, al menos por ahora, no puede considerarse una solución verdaderamente sostenible. Su impacto ambiental, los altos costos y las dificultades de la aceptación social limitan fuertemente su efectividad como una alternativa “verde”, al menos según esta última investigación.

El estudio británico nos recuerda que la sostenibilidad no es solo una cuestión de recursos utilizados, sino también de cómo se gestionan los procesos. Para convertirse realmente en una parte integral de un sistema alimentario más ecológico, los insectos, será necesario invertir en tecnologías más limpias, reducir la intensidad de energía de los procesos y superar los obstáculos culturales y comerciales.

Hasta entonces, parece que las hamburguesas de insectos seguirán siendo una idea más prometedora que una solución real.