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Estas son las frases más útiles para decirle a sus hijos durante el primer día de escuela, para que se sientan más seguros.

El primer día de clases nunca es ningún día. Es un pasaje que marca una nueva fase de crecimiento, un banco de prueba para la autonomía y la confianza de los niños. Muchos padres, por ansiedad o hábito, solo dicen “Recomiendo” o “comportarse bien”, pero estas frases a menudo no ayudan realmente. La psicología nos enseña que las palabras de los padres son una brújula emocional: el niño los internaliza, los trae con él y los transforma en convicciones. Aquí hay diez frases concretas y motivadoras para pronunciar, con la explicación de su valor psicológico.

“No tienes que ser perfecto, solo tienes que hacer tu mejor esfuerzo”.

Esta oración libera al niño del peso de la ansiedad del rendimiento. Le enseña que el compromiso cuenta más que el resultado y evita el miedo a cometer errores, que es uno de los mayores obstáculos para el aprendizaje.

“Si no entiendes algo, está bien preguntar: significa que quieres aprender”.

Muchos niños guardan silencio por temor a verse “menos inteligentes”. Normalice la solicitud de ayuda crea seguridad y reduce la vergüenza vinculada al error.

“Cada nuevo amigo que conoce es una oportunidad para descubrir algo hermoso”.

El primer día a menudo está marcado por la ansiedad social. Con esta frase, el padre mueve el enfoque del miedo a la negativa a la curiosidad hacia el otro, estimulando la apertura y la sociabilidad.

“Si te sientes agitado hoy, sepa lo que les sucede a todos: incluso para compañeros e incluso maestros”.

Normalizar la ansiedad reduce el aislamiento emocional. Sabiendo que él no es “el único” ayuda al niño a manejar mejor sus emociones y sentirse menos inadecuado.

“No eres tu tarjeta de calificaciones: eres mucho más”.

Separe el valor personal del rendimiento escolar evita la formación de una autoestima frágil basada solo en los votos. Es un mensaje fundamental para la salud emocional a largo plazo.

“También puede aprender de las cosas que está mal: cada error es un paso adelante”.

Esta oración transforma el error de la amenaza a la oportunidad. La psicología del aprendizaje muestra que la bancarrota es una herramienta de crecimiento muy poderosa, si se interpreta correctamente.

“Creo en ti, incluso en los días en que no lo crees”.

El niño internaliza la confianza de los padres. Cuando tiene momentos de desánimo, esta creencia se convertirá en un ancla emocional que fortalece la resiliencia.

“No se compare con los demás: en comparación con usted ayer”.

La comparación social genera ansiedad y competitividad tóxica. En cambio, alentar la comparación con uno mismo favorece un crecimiento más saludable y más realista.

“En la escuela vas a aprender, no para demostrar que ya lo sabes todo”.

Muchos niños creen que ya deben saber todo para no “causar una mala impresión”. Recuerde que el objetivo es aprender reduce el miedo al juicio y aumenta la motivación intrínseca.

“Recuerda: estoy orgulloso de ti, siempre, no solo cuando te votas bien”.

El niño que siente que es amado independientemente del resultado desarrolla una base segura. Este refuerzo emocional alimenta el coraje y la serenidad en los desafíos escolares vivos.

El primer día de escuela también es una prueba para los padres: no es suficiente preparar la mochila, debe preparar palabras. Las oraciones que pronunciamos se convierten en ladrillos psicológicos en las mentes de nuestros hijos. No es retórica, es ciencia: el lenguaje da forma a las emociones y las emociones determinan los comportamientos. Elegir cuidadosamente qué decir significa darle a un hijo no solo coraje para enfrentar un día, sino herramientas emocionales que lo acompañarán a lo largo de su vida.