El presidente Donald Trump ha tomado medidas significativas para remodelar la estructura de las agencias del gobierno federal. Entre sus muchas iniciativas, una de las más controvertidas es su impulso para desmantelar el Departamento de Educación de los Estados Unidos. Este esfuerzo es parte de su visión más amplia para reducir la participación federal en la educación y el poder de regreso a los estados y los gobiernos locales. Veamos los pasos que Trump ha iniciado para eliminar el Departamento de Educación y lo que podría significar para el futuro de la educación estadounidense.
1. La visión de Trump para la reforma educativa
Durante su primera presidencia, Donald Trump hizo de la educación un punto focal de su agenda política. Uno de sus objetivos clave era reducir el control federal sobre las escuelas, argumentando que las autoridades locales y estatales están mejor equipadas para tomar decisiones sobre la educación. Propuso eliminar por completo el Departamento de Educación, alegando que era una “burocracia ineficiente” que solo “creó más problemas de los que resolvió”.
La visión de Trump para la reforma educativa se basa en la creencia de que los estados deberían tener más poder para decidir cómo se entrega la educación y que el gobierno federal debería tener una participación mínima en los sistemas educativos locales, a pesar de que el Departamento de Educación no exige cosas como opciones de libros o planes de estudio. Deshacerse del Departamento de Educación reduciría o eliminaría los programas federales de financiación escolar.
2. Citas de cifras clave para apoyar el plan
Para hacer realidad su visión, Trump designó a los individuos a puestos clave dentro del Departamento de Educación que comparten sus objetivos de limitar la influencia federal en la educación. Una de las citas más significativas (y ridículas) fue Betsy DeVos, un multimillonario sin experiencia en educación que promovió la privatización de las escuelas públicas a través de cupones, pidió recortes profundos a los fondos federales, retrocedió las protecciones para niños vulnerables y ayudó a proteger a la industria universitaria de fines de lucro que ha defraudado a los estudiantes con muchos estudiantes.

Durante su segundo mandato presidencial, Trump ha elegido a Linda McMahon, una ejecutiva de negocios y ex promotor de lucha profesional con absolutamente cero experiencia o capacitación en el campo de la educación. El 3 de marzo de 2025, dijo: “Mi visión está alineada con la del presidente: enviar educación a los Estados Unidos y capacitar a todos los padres para elegir una excelente educación para sus hijos”. Ella está de acuerdo en que el Departamento de Educación del que acaba de ser elegido para estar a cargo debería ser eliminado, a pesar de la necesidad de que el Congreso vote por ello.



3. Ordenes y propuestas ejecutivas para reducir el alcance del departamento
Trump inició varias órdenes ejecutivas para frenar el poder e influencia del Departamento de Educación. Estos pedidos incluyeron directivas para “reducir la supervisión federal” en pruebas estandarizadas, admisiones universitarias y programas de ayuda financiera.
Una de las principales propuestas de Trump era redirigir los fondos de educación federal a los estados, dándoles más flexibilidad para asignar recursos educativos. Esto debilitaría el papel del Departamento de Educación en la supervisión de subvenciones y préstamos federales para la educación superior.
Además, Trump propuso eliminar varios programas federales administrados por el Departamento de Educación, argumentando que eran ineficientes y redundantes. Recomendó redirigir la financiación a los programas a nivel estatal y local que podrían ser más efectivos para abordar las necesidades de los estudiantes.
4. Esfuerzos legislativos para abolir el Departamento de Educación
Si bien las órdenes ejecutivas y las acciones administrativas permitieron a Trump tomar medidas para reducir el alcance del departamento, la eliminación completa del Departamento de Educación requiere la aprobación del Congreso. Este es un obstáculo significativo, ya que cualquier propuesta para abolir o reducir drásticamente el departamento enfrentaría una oposición considerable de los legisladores que creen en la importancia de la participación federal en la educación.
Trump y sus aliados en el Congreso han presionado para que la legislación elimine el Departamento de Educación o, al menos, reduzca drásticamente su presupuesto y alcance. Sin embargo, los demócratas y los defensores de la educación se han resistido a tales propuestas, argumentando que la supervisión federal es necesaria para garantizar que todos los estudiantes, independientemente de sus antecedentes, tengan acceso a una educación de calidad.
5. Impacto en los programas de educación federal
Una de las preocupaciones más inmediatas con respecto al impulso de Trump para desmantelar el Departamento de Educación es el impacto potencial en los programas de educación federal. El Departamento de Educación administra programas clave como subvenciones Pell, préstamos federales para estudiantes y fondos del Título I para escuelas desfavorecidas. Si el departamento fuera abolido, estos programas necesitarían ser transferidos a otras agencias federales o podrían eliminarse por completo.
Los críticos del plan advierten que el desmantelamiento del Departamento de Educación podría interrumpir la administración de ayuda financiera y préstamos estudiantiles. Sin un organismo federal central para supervisar estos programas, los estudiantes y las familias podrían enfrentar los desafíos que acceden a los recursos financieros necesarios para la educación superior.
El Departamento de Educación también es crítico para hacer cumplir las protecciones de los derechos civiles escolares. La Oficina de Derechos Civiles del Departamento asegura que los estudiantes no sean discriminados en función de la raza, el género, la discapacidad u otras características protegidas. Eliminar el departamento podría socavar estas protecciones, dejando a los estudiantes vulnerables sin apoyo y defensa.



6. El camino político por delante
Aunque los esfuerzos de Trump para desmantelar el Departamento de Educación han atraído una atención significativa, el futuro de estas propuestas sigue siendo incierto. La eliminación del Departamento de Educación requiere la aprobación del Congreso, que puede ser difícil de lograr dado el panorama político actual. Muchos legisladores ven el papel del departamento para garantizar el acceso a la educación y promover los derechos civiles como esenciales, lo que hace que la abolición completa del departamento sea poco probable.
Además, la opinión pública sobre el asunto está dividida. Mientras que algunos estadounidenses apoyan la visión de Trump de devolver el control de la educación a los Estados Unidos, otros están preocupados por las posibles consecuencias de reducir la supervisión federal en la educación.
7. ¿Qué pasa después?
Los pasos de Trump para desmantelar el Departamento de Educación siguen en progreso. Los esfuerzos de su administración para reducir los fondos, reducir la supervisión federal y cambiar las responsabilidades a los niveles estatales y locales continuarán influyendo en los debates en torno a la política educativa.
Es importante tener en cuenta que los desafíos significativos están por delante para eliminar el Departamento de Educación.. Ya sea a través de la acción legislativa o los continuos esfuerzos administrativos, el futuro del Departamento de Educación será moldeado por el discurso político en curso sobre la participación federal en la educación.
Conclusión
La iniciativa del presidente Donald Trump de desmantelar el Departamento de Educación de los Estados Unidos es un paso audaz en su agenda más amplia para reducir el tamaño del gobierno federal y devolver más control a las autoridades locales y estatales. Si bien sus acciones ya han llevado a cambios en la política educativa federal, la eliminación completa del departamento requeriría un mayor apoyo político y legislativo. Las posibles consecuencias de tal movimiento, especialmente para los estudiantes y las escuelas que dependen de programas federales, siguen siendo un tema de debate en curso.
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