Nunca nos cansaremos de hablar de él. De ese hombre de la sonrisa perpetua, la fuerza inmensa y la voz que inspira simpatía. Hablamos de él, Nico Acampora, de su fuerza de voluntad y de sus poderes mágicos para seguirle la pista a un tema todavía demasiado sumergido: el de dignificar, a través del trabajo real y remunerado, a las niñas y niños con autismo.
Su misión con PizzAut ya es conocida en todas partes, pero nunca tendremos que dejar de contarla. Porque sólo así se puede generar belleza y, por qué no, espíritu de emulación. Ahora, después de varios honores, llega otro gran reconocimiento para Nico Acampora: ha sido elegido portador de la antorcha de los Juegos Olímpicos de Invierno Milán-Cortina 2026.
Qué honor tan loco – escribe en las redes sociales. Esa antorcha que simboliza la hermandad entre pueblos y personas, que significa paz, amistad, igualdad y también esperanza en un mundo más justo…
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La antorcha de Nico Acampora no sólo ilumina el camino, sino las conciencias
Para él, lucirlo no es una pasarela, sino un gesto profundo y lleno de significado. Es hermandad, paz, amistad, igualdad, esperanza.
Valores que también son el alma de PizzAut, el proyecto que lleva años iluminando y dignificando a los niños autistas.
Esta antorcha – dice Nico – se parece mucho al PizzAut en sus valores. De hecho, es PizzAut el que se asemeja a esos valores.
Y así esos 200 metros se convierten en mucho más que una carrera: se convierten en un abrazo colectivo, un paso tras otro junto a sus hijos, con sus familias, con aquellos que cada día sólo piden ser vistos, escuchados, reconocidos. Una llama que corre, sí, pero sobre todo calienta.