Arranca en Trentino el proyecto piloto gracias al cual a partir del próximo año cada instituto contará con un profesor “facilitador”, que ayudará a los estudiantes en los momentos más complicados
se llamará FABERacrónimo de yo poético y motivador, de maestro Facilitadora de Bienestar Emocional y Relacional y, en el colegio, será él o ella quien tendrá las habilidades para ayudar a los alumnos en los momentos más complicados.
Sucede en la provincia de Trento, donde a partir del próximo año escolar cada instituto contará con un profesor que, tras un curso de formación, apoyará a la propia escuela en la creación de un ambiente positivo y acogedor, donde cada alumno pueda sentirse a gusto. tipo de confidentepor tanto, capaces de gestionar las pequeñas pero grandes dolencias de nuestros hijos.
Faber es un docente que ha desarrollado una habilidad específica que le permite promover el bienestar emocional y las relaciones positivas entre alumnos, profesores, todo el personal de la escuela y padres, explican desde la Provincia de Trento. Tras la aprobación de una disposición específica gracias a la cual se abrirán otros consultorios psicológicos como espacios de escucha y prevención, destinados a acompañar a los estudiantes y sus familias, a la disposición aprobada hoy se añade una “pieza” más que va en la misma dirección.
¿Pero realmente necesitamos un FaBER?
Si consideramos la creciente necesidad de apoyo emocional y relacional para los jóvenes de hoy, ¿por qué no? Los adolescentes enfrentan una variedad de desafíos personales, sociales y académicos, que a menudo se ven exacerbados por contextos familiares complejos y la influencia negativa de las redes sociales.
Pero, ¿qué necesitan realmente las niñas y los niños?
Bueno, pregunta del millón, pero lo cierto es que necesitan un pellizco de estima y de credibilidad más. Los más jóvenes necesitan herramientas para reconocer, gestionar y expresar sus emociones y siempre necesitan un entorno seguro donde puedan compartir sin miedo a ser juzgados.
Siempre desean, incluso cuando no lo demuestran, interacciones genuinas con sus pares y con adultos de referencia en un clima de confianza y colaboración que les ayude a sentirse bienvenidos y parte de una comunidad.
Y muchas veces para ello, no se puede negar, también se necesita un puente entre los padres y la institución escolar para abordar las dificultades emocionales y relacionales de los niños.
Por lo tanto, la figura de un FaBER en Trentino fue diseñada para:
¿Un modelo a ampliar? Claro, ¿por qué no? La idea de un docente facilitador podría responder a necesidades profundamente sentidas en las escuelas. Invertir en bienestar emocional no es solo una respuesta a las ansiedades de los jóvenes, sino un paso hacia una comunidad escolar más empática, inclusiva y resiliente.