Durante años, la comunidad científica ha tratado de responder una pregunta tan simple como compleja: ¿los ritmos del corazón siguen una orden o están regulados por el caso? Hoy, gracias a una investigación realizada por un grupo de académicos de la Universidad de Pisa, sabemos que nuestro corazón late regularmente. Y este descubrimiento podría tener implicaciones importantes para el diagnóstico y la prevención de enfermedades cardiovasculares.
El trabajo recibió el Premio al Mejor Papel de Estudiante en la Conferencia Internacional EMBC 2025, organizada por la Compañía Internacional de Ingeniería Biomédica, superando la investigación de más de 70 países.
¿Qué dice realmente el corazón?
El proyecto nació de la colaboración entre el Departamento de Ingeniería de la Información y el de Matemáticas de la Universidad de Pisa. La idea básica era simple: usar herramientas de matemáticas para interpretar una serie de datos obtenidos del electrocardiograma, en particular la variabilidad de frecuencia cardíaca (HRV) de SO. Es la secuencia de los intervalos entre un ritmo y el otro, una especie de “lenguaje del corazón” que contiene mucha información sobre nuestro estado fisiológico.
Martina Bianco, una doctoranda en Ingeniería Biomédica con un título en Matemáticas, ha desarrollado un método para comprender si esta secuencia sigue una lógica predecible o si cambia con caotos:
Durante mi tesis desarrollé un algoritmo para distinguir entre un sistema regular y un caótico. Aplicarlo a datos reales, llenos de ruido fisiológico, fue un desafío. Pero el resultado fue claro: el corazón sigue el comportamiento regular.
En palabras simples: los latidos del corazón, aunque influenciados por muchos factores (nerviosos, hormonales, respiratorios). Y si sabemos cómo funcionan, podemos usarlo para predecir situaciones de riesgo.
Un paso adelante para predecir enfermedades cardiovasculares
Según Gaetano Valenza, profesor de bioingeniería y supervisor del proyecto, este descubrimiento abre una puerta importante:
Comprender que el corazón se comporta regularmente nos permite buscar nuevos biomarcadores, es decir, herramientas útiles para evaluar de antemano si una persona está en riesgo de enfermedades cardiovasculares. Y esto podría marcar la diferencia en términos de prevención.
Claudio Bonanno, profesor de física matemática, también subraya el valor de esta colaboración entre diferentes disciplinas:
El premio va al trabajo de Martina, pero también al de Andrea Scarciglia, con quien comenzamos hace años esta investigación. Es una hermosa demostración de cómo las matemáticas pueden tener un impacto concreto en la salud, especialmente cuando trabaja junto con la ingeniería y la medicina.