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Cómo cocinar escarola belga: 5 recetas y todas las propiedades de esta verdura que tiene sólo 15 calorías

Descubre cómo cocinar escarola belga con 5 recetas fáciles y sabrosas. Una verdura rica en propiedades beneficiosas, con sólo 15 calorías por 100 gramos, perfecta para una cocina sana y creativa.

El invierno trae consigo una amplia variedad de verduras ricas en propiedades beneficiosas, perfectas para garantizarte la cantidad adecuada de vitaminas, fibra y sales minerales. Entre ellos, la clorofila destaca por su fuerte acción antioxidante, fundamental para contrarrestar los radicales libres y apoyar el sistema inmunológico durante la temporada de frío. Entre los productos típicos de esta época queremos destacar la escarola belga, una verdura versátil y llena de sorpresas, ideal para enriquecer tus mesas.

¿Qué hace que la escarola belga sea especial?

También conocida como Witloof Chicory, que significa “hoja blanca” en holandés, la escarola belga es una planta bienal originaria de Bélgica. Perteneciente a la misma familia que la achicoria y la escarola, destaca por su sabor amargo y sus características hojas de color crema, que recuerdan a un cigarro compacto.

Su cultivo implica un proceso particular: los brotes de achicoria se cultivan “forzosamente” en la oscuridad, para evitar la producción de clorofila y obtener el color claro característico. Según la Medicina Tradicional China, el sabor amargo de la achicoria ayuda a estimular la funcionalidad del bazo y los riñones, favoreciendo la depuración del organismo y la eliminación de toxinas.

Un concentrado de salud en tan solo 15 calorías

La escarola belga es la verdura baja en calorías por excelencia: con sólo 15 calorías por 100 gramos, es perfecta para quienes siguen una dieta equilibrada o quieren mantenerse en forma sin renunciar al sabor.

Además de ser baja en sodio, esta achicoria es rica en vitaminas (A, C y grupo B) y sales minerales, entre ellas potasio y calcio. Un aspecto especialmente interesante es su alto contenido en ácido fólico, nutriente esencial durante el embarazo para el correcto desarrollo del feto y para favorecer la salud cardiovascular. Además, sus fibras hidrosolubles lo convierten en un excelente aliado para el bienestar intestinal, contrarrestando el meteorismo y el colon irritable.

como cocinarlo

La escarola belga es increíblemente versátil y se puede consumir tanto cruda como cocida, adaptándose a numerosas preparaciones. Crudo, es perfecto como aperitivo ligero o dip, acompañado de un chorrito de aceite de oliva virgen extra y una pizca de sal. Puede enriquecer ensaladas frescas, quizás combinándolo con manzanas, naranjas o nueces para obtener una mezcla de sabores dulces y amargos.

Cocido, sin embargo, se presta a muchas recetas: puedes saltearlo en una sartén con un poco de ajo, cocinarlo a la plancha, estofarlo con vino blanco o guisarlo con un ligero espolvoreado de pan rallado. También es delicioso gratinado, quizás con quesos fibrosos, o como relleno para tartas saladas y sopas nutritivas. Su capacidad para absorber los sabores de otros ingredientes lo convierte en una base ideal para platos creativos.

Endibia belga al horno

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Prepara una deliciosa salsa mezclando 2 cucharadas de aceite de oliva virgen extra, 1 cucharadita de salsa de soja, 1 cucharada de tahini y 1 cucharada de jugo de limón, ajustando las cantidades según tu gusto. Vierte la salsa sobre las verduras y termina con una pizca de semillas mixtas para darle un toque crujiente y nutritivo.

Endibia belga gratinada

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Cortar la endibia belga por la mitad, condimentarla con un chorrito de aceite, alcaparras, un poco de pan rallado y pimienta negra. Gratinamos en el horno hasta que estén doradas para obtener una guarnición sencilla y sabrosa.

Endibia belga estofada en vino blanco con aceitunas y alcaparras

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Dorar la escarola belga en una sartén con aceite, un diente de ajo y una pizca de sal, dándole la vuelta por ambos lados. Añadimos vino blanco y dejamos cocer a fuego lento con la tapa puesta, añadiendo un poco de agua caliente si es necesario. Al final de la cocción, completar con perejil picado, alcaparras y aceitunas Taggiasca. Sirva con un toque de glaseado balsámico para obtener un plato lleno de sabor.

Ensalada de escarola belga con judías borlotti y boniatos

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Corta los boniatos en cubos y condiméntalos con curry, cúrcuma, romero, pimienta negra, sal y aceite de oliva virgen extra. Cocínalas en el horno a 180/200°C durante 20-25 minutos. Mientras tanto, mezcle la escarola belga con los frijoles pintos, la pera en rodajas, las nueces, las pasas y las semillas de chía. Agrega los camotes, sazona con aceite y sal y sirve esta rica y sabrosa ensalada.

Pasta con pesto de escarola belga

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Calentar un chorrito de aceite de oliva virgen extra en una sartén honda, añadir la escarola lavada y cortada y dejar cocer a fuego lento con la tapa cerrada. Una vez cocido, sazona con sal y una pizca de cúrcuma. Transfiera la escarola a la licuadora y agregue albahaca fresca, harina de almendras (o almendras picadas), Parmigiano Reggiano y una cucharadita de aceite de oliva virgen extra. Licúa hasta obtener un pesto cremoso. Saltear la pasta con el pesto en la sartén y servir para un plato rico y sorprendente.

Consejos para comprar y almacenar

Al elegir la escarola belga, asegúrese de que las hojas estén bien cerradas y libres de manchas oscuras, señal de frescura. La punta debe quedar intacta y crujiente. Al ser una verdura de hoja, es importante preferir las orgánicas para reducir el riesgo de contaminación por pesticidas, dado que las hojas tienden a absorber estas sustancias como esponjas.

Una vez comprado, guárdalo en el frigorífico en una bolsa de plástico bien cerrada: de esta forma se mantendrá fresco hasta una semana.