Un estudio, realizado en muestras de tejido cerebral de autopsias realizadas entre 1997 y 2024, encontró una alta presencia de microplásticos en el cerebro humano (en promedio tanto como una cucharadita)
En los últimos años, numerosos estudios han destacado la presencia de microplásticos En varios órganos y telas del cuerpo humano. Estas pequeñas partículas, derivadas de la fragmentación de materiales plásticos, se encontraron en la sangre, en los pulmones, en la placenta e incluso en el esperma humano. Sus preocupaciones de “omnipresencia”, y no un poco, con respecto a los posibles efectos en la salud humana.
Pero ¿Cuántos microplásticos acumulan en el cerebro? Un estudio reciente, realizado por la Universidad de Nuevo México y publicado en Medicina de la naturalezaha profundizado precisamente este aspecto. Los investigadores analizaron el cerebro, las muestras de hígado y los riñones de 52 autopsias hechas entre 2016 y 2024.
Los resultados
Los resultados fueron desconcertantes: de hecho, revelaron que las muestras de tejido cerebral contenían concentraciones de microplásticos significativamente más altas que los otros órganos examinados, con niveles promedio iguales a aproximadamente 7 gramos, equivalentes más o menos al peso de una campaña.
Más específicamente, el estudio destacó que Las concentraciones de microplásticos en el cerebro fueron de 7 a 30 veces más altas que las que se encuentran en el hígado y los riñones. Además, comparando las muestras recolectadas en 2016 con las de 2024, surgió un aumento del 50% en presencia de estas partículas en el tejido cerebral, lo que refleja la triste realidad: un aumento en la exposición ambiental a los microplásticos a lo largo del tiempo.
Otros datos muy interesantes y no ser subestimados es que el cerebro de las personas con demencia contenida de tres a cinco veces más microplásticos en comparación con el de aquellos que no sufrieron la enfermedad. Aunque no se ha establecido un enlace causal entre las dos condiciones, los investigadores consideran que estos datos son significativos y sugieren más investigaciones.
Pero, ¿cómo llegan los microplásticos al cerebro?
Los microplásticos pueden ingresar al cuerpo humano a través de la ingestión de alimentos contaminados, la inhalación de partículas presentes en el aire y el uso de productos que contienen plástico. Una vez en el sistema circulatorio, estas partículas pueden cruzar la barrera hematoencefálica y acumularse en el tejido cerebral.
Obviamente, La presencia de microplásticos en el cerebro es particularmente preocupantedada la sensibilidad de este órgano y su papel crucial en las funciones vitales. Entre otras cosas, mientras que el hígado y los riñones son órganos emuntivos que eliminan las toxinas de nuestro cuerpo, el cerebro, que aún no está claro si tiene un mecanismo igualmente efectivo para deshacerse de estas sustancias, es más riesgo de almacenamiento.
Según los científicos, es esencial comprender mejor los mecanismos a través de los cuales estas partículas penetran en el cerebro y sus posibles efectos sobre la salud. Algunos estudios sobre modelos animales han sugerido que los microplásticos Podrían interferir con la circulación sanguínea y causar daño neurológicopero todavía no hay evidencia definitiva sobre los seres humanos.
El polietileno es el tipo de plástico más presente
El polietilenoun material comúnmente utilizado en envases de alimentos y bolsas de plástico, se descubrió que era el tipo de plástico más presente en las muestras analizadas, que constituyen aproximadamente el 75% de las partículas detectadas. Los expertos enfatizaron que el aumento de los microplásticos en el cerebro reflejar la creciente producción y difusión del plástico en las últimas décadas.
Aunque la investigación aún está al principio, los resultados del estudio que le hemos contado sobre resaltan la necesidad de profundizar el vínculo entre los microplásticos y las enfermedades neurológicas, así como el desarrollo de estrategias para reducir su difusión en el medio ambiente y en el cuerpo humano. Reducir la contaminación plástica Podría limitar la exposición humana a estas partículas, una necesidad que parece cada vez más urgente.