Prohibir a los ciudadanos enfermar con una ordenanza para llamar la atención sobre las graves deficiencias del sistema sanitario local: sucede en Belcastro
En el pequeño municipio de Belcastrosituada en la provincia de Catanzaro, el alcalde Antonio Torchia ha emitido una ordenanza bastante singular, prohibir que los ciudadanos se enfermen. Si bien la iniciativa es claramente provocativa, pone de relieve un problema extremadamente grave: la graves deficiencias del sistema de salud local.
En Belcastro, que tiene algo más de 1.300 habitantes, la mitad de ellos mayores, el servicio guardia médica está disponible irregularmentedependiendo de la disponibilidad de personal sanitario cada vez más escaso. Además, la estación 118, situada en Sersale, está a unos 40 minutos del país y no tiene médico a bordo.
Aún más lejos, a 45 kilómetros, se encuentra la sala de emergencias más cercana en el hospital de Catanzaro. En una comunidad con una población tan anciana, estas dificultades logísticas suponen una grave amenaza para la salud pública.
Una situación a la que se enfrentan muchas zonas del interior
Torchia, exasperada por la falta de respuestas acciones concretas de las autoridades sanitarias locales y provinciales, ha decidido llamar la atención sobre esta emergencia sanitaria con una ordenanza que “ordena” a los ciudadanos evitar enfermarse.
Y la cosa no acaba ahí porque el alcalde ha declarado que si la situación no mejora presentará una denuncia formal ante el Ministerio Público por interrupción del servicio público. El objetivo es presionar a las autoridades para que tomen medidas urgentes para resolver las deficiencias que afectan al sistema sanitario del país.
La ordenanza ya ha tenido el efecto deseado de llamar la atención pública y política sobre el tema. Torchia destacó que, a pesar de haber enviado numerosas comunicaciones oficiales a la Autoridad Sanitaria Provincial y a la Prefectura de Catanzaro, hasta el momento no ha recibido respuestas concretas. Su esperanza es que esta iniciativa pueda sensibilizar a las autoridades competentes, empujándolas a mejorar los servicios sanitarios esenciales para la comunidad.
El caso de Belcastro representa un ejemplo de las dificultades que enfrentan muchas zonas internas y periféricas en términos de acceso a atención médica adecuada. La situación pone de relieve la necesidad de intervenciones estructurales para garantizar que el derecho a la salud, consagrado en la Constitución italiana, se respete efectivamente incluso en las comunidades pequeñas. La esperanza es que la provocativa acción de Torchia no sólo conduzca a mejoras locales, sino que estimule un debate más amplio sobre la necesidad de fortalecer los servicios de salud en las zonas rurales del país.