Estamos en línea, siempre conectados y, a menudo, comemos igualmente distraídos: frente a la PC, desplazando el teléfono o tragando una comida en 5 minutos. Este piloto automático no solo nos lleva a comer mucho más de lo que nuestro cuerpo necesita, sino que también nos deja con una profunda sensación de insatisfacción y a menudo culpa.
La solución no es una dieta restrictiva, sino un cambio de perspectiva: alimentación consciente (nutrición consciente). No se trata de lo que comes, sino de cómo lo comes. Es un método que le enseña a volver a establecer el diálogo con su cuerpo, respetando sus signos de hambre y saciedad y, sorprendentemente, a disfrutar más que la comida mientras consume menos.
Estos son los 5 pilares esenciales para comenzar el camino de la alimentación consciente hoy y transformar su relación con la comida.
Reconocer el verdadero hambre
El primer y más importante paso es distinguir el hambre físico del hambre emocional. El hambre físico es gradual, se manifiesta con señales como quejas o una caída de luz en la energía, y acepta cualquier alimento. El hambre emocional, por otro lado, es repentina, con urgencia y pide un alimento específico (a menudo dulce o salado, rico en grasa).
Qué hacer: Antes de poner algo en la boca, pregúntese: “Tengo mucha hambre, ¿o estoy tratando de sofocar un aburrimiento/estrés/emoción? “ Si el hambre es emocional, trate de beber un vaso de agua, respire dos profundos o muévase durante 5 minutos: el impulso pasará.
Establezca su “santuario de alimentos”
Comer de pie en la cocina o delante de una pantalla restablece la percepción del sabor y la cantidad. Para su cerebro, es como si esa comida nunca hubiera sucedido. La alimentación consciente requiere un ambiente pacífico y dedicado.
Qué hacer: apagar todas las pantallas (TV, tableta, teléfono). Si está en la oficina, retirado del escritorio. Use un plato que le guste, coloque con cuidado y, si es posible, siéntese solo para el primer bocado para concentrarse totalmente en la comida. Considere este momento como una pausa sagrada para usted y su cuerpo
Usa los 5 sentidos
Este es el corazón de la conciencia. Ralentizar y centrarse en los detalles no solo aumenta el placer, sino que también le da a su estómago el tiempo necesario (aproximadamente 20 minutos) para enviar la señal de saciedad al cerebro. Para cada sentido, intente hacerle estas preguntas:
| Sentido | Pedido |
| Vista | ¿Qué colores y qué compartes esta comida? |
| Oler | ¿Qué perfumes liberan? ¿Reconozco las especias? |
| Tocar | ¿Cómo sientes comida en tu mano o en la bifurcación? (Consistencia, temperatura) |
| Audiencia | ¿Siento el crujido o el ruido que hace mientras mastice? |
| Gusto | ¿Dónde siento el sabor en el idioma? ¿Cómo cambia de la primera a la última mordida? |
Reduzca la velocidad y deja el tenedor
La velocidad es el enemigo número uno de la saciedad. Cuando comes demasiado rápido, terminas el plato antes de que tu cuerpo haya grabado para ser nutrido.
Qué hacer: toma un solo bocado a la vez. Masta cada mordida lentamente (el objetivo no es contar, sino que percibe la consistencia que se transforma). Después de tragar, coloque el tenedor o la cuchara y espere unos segundos antes de tomar el siguiente bocado. Punto de revisión 3 mientras masticaba.
Escucha el cuerpo: Reconozca la saciedad (y pare)
La sensación de culpa surge cuando superas el punto de saciedad, llegando a la desagradable sensación de plenitud excesiva. La comida consciente te enseña a detenerte en el punto de “satisfacción”, es decir, cuando ya no tienes hambre, pero aún no estás pesado.
Qué hacer: cuando sienta que su estómago se relaja, deténgase a la mitad de un minuto. Pregúntese: “¿Qué tan bien estoy en una escala del 1 al 10?”
Recuerde: dejar alimentos en el plato, cuando está satisfecho, no es un desperdicio; Es un acto de respeto hacia tu cuerpo. El verdadero desperdicio es comerlo de todos modos y sentirse mal más tarde.
Comenzando con estos 5 pasos, incluso solo para una comida al día, le permitirá encontrar placer en la comida, comer porciones más pequeñas, por supuesto, y eliminar, de una vez por todas, la pesada carga de culpa. ¡Intenta creer!
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