Los hallazgos de un nuevo estudio sugieren que el cerebro puede ser mucho más susceptible a los efectos nocivos del herbicida de lo que se creía anteriormente.
Podría tener “efectos persistentes y nocivos” sobre la salud del cerebro y conducir a la enfermedad de Alzheimer: el glifosato tiene estrechas correlaciones con la inflamación del tejido cerebral y con un mayor riesgo de enfermedades neurodegenerativas, así como una mayor incidencia de mortalidad prematura.
Esto se desprende de un nuevo estudio de la Universidad Estatal de Arizona Ramón Velázquez y el Instituto de Investigación en Genómica Traslacional (TGen), según el cual la exposición al herbicida desarrolla una importante inflamación cerebral, asociada a enfermedades neurodegenerativas.
Hace poco más de dos años, una investigación había demostrado la capacidad del glifosato para superar la barrera hematoencefálica, aumentando el riesgo de desarrollar Alzheimer y otras enfermedades neurodegenerativas. Ahora, este trabajo representa un paso más hacia la comprensión del impacto de este herbicida ampliamente utilizado en el cerebro.
En nuevas investigaciones de laboratorio se utilizó la exposición al glifosato durante 13 semanas, seguida de un período de recuperación de seis meses y se destacó que incluso en dosis pequeñas, cercanas al límite utilizado para establecer niveles aceptables para los humanos, el glifosato ha mostrado efectos nocivos.
Estos incluyen: muerte prematura, una aceleración de patologías similares al Alzheimer y “comportamientos similares a la ansiedad”, así como neuroinflamación.
¿Qué es el glifosato?
Ya lo sabemos bien: es uno Molécula similar al aminoácido glicina.pero modificado con un grupo a base de fósforo. Fue descubierto en 1950 por un químico. henry martinpero fue en la década de 1970 cuando sus propiedades fueron descubiertas por el químicos monsanto Compañía. Hasta el día de hoy sigue siendo elherbicida más extendido en el mundo y, además de en la agricultura, el glifosato y las formulaciones comerciales que lo contienen se utilizan ampliamente en entornos urbanos y domésticos.
Cualquier persona puede entrar en contacto con esta sustancia química, ya sea por exposición directa durante aplicaciones agrícolas y de jardín, o poragua, bebidas y alimentos de origen vegetal (pan, pasta, cereales, legumbres, en los que se suele utilizar como desecante antes de la cosecha), la carne y sus productos elaborados, en particular cuando los animales se alimentan con derivados de plantas transgénicas.