En los orígenes de la disciplina
Sofrology nació en la década de 1960 gracias al neuropsiquiatra colombiano Alfonso Caycedo, quien lo llamó “pedagogía de la felicidad”. El término proviene del griego: LLAMADA DE SOCORRO (armonía), frenado (Conciencia) E logotipos (estudio), con el significado de “estudio de la conciencia en la armonía”. El objetivo era ambicioso: ayudar a las personas a encontrar el equilibrio entre el cuerpo y la mente, mejorando la capacidad de enfrentar el estrés y las tensiones diarias.
Este y oeste en comparación
Para desarrollar el método, Caycedo viajó durante mucho tiempo en Asia, donde observó prácticas de meditación estrechamente de los monjes tibetanos, el zen japonés y el yoga indio. De vuelta en Europa, trató de adaptar esas experiencias a un contexto occidental, con un enfoque más accesible para aquellos que no tenían tiempo o deseo de adoptar una disciplina espiritual. El resultado fue un conjunto de técnicas simples, diseñadas para integrarse en la vida cotidiana.
Cómo funciona una sesión
Una sesión de sofrología generalmente dura 45 minutos, pero no necesita asistir a un estudio para tener una idea. La práctica combina ejercicios de respiración, relajación muscular y vistas guiadas. En Francia y Suiza, donde la sofrología está generalizada, se propone no solo en el campo clínico sino también en escuelas, gimnasios y centros de bienestar. Italia se está acercando ahora, especialmente gracias al creciente interés en las técnicas de manejo del estrés.
Dos ejercicios para probar de inmediato
Respiración consciente
Encuentre una posición cómoda, cierre los ojos y coloque una mano sobre el abdomen. Inspira lentamente desde la nariz, sintiendo el vientre que se levanta. Ponga su respiración durante un par de segundos, luego exhale de la boca, dejando que el aire fuera de esfuerzo. Repita durante 3 minutos: sirve para frenar el ritmo y calmar el cuerpo.
Visualización positiva
Siempre con los ojos cerrados, imagine una situación futura que genera ansiedad: un examen, una reunión, un desafío personal. En lugar de pensar en lo que podría salir mal, vea a sí mismo mientras enfrenta el momento con seguridad y calma. El cerebro tiende a registrar la imagen como una “memoria temprana”, aumentando la confianza cuando se presenta la situación real.
Beneficios y límites
Los practicantes hablan de mayor lucidez, mejor calidad del sueño y la capacidad de manejar las emociones negativas. Sin embargo, la evidencia científica aún es escasa: la sofrología no es una terapia sustituta, sino más bien un apoyo que puede apoyar otros caminos. Funciona especialmente si se practica con constancia y si encuentra un estudiante de segundo año calificado.
¿Por qué probarlo?
Cinco minutos al día pueden ser suficientes para comenzar. No promete milagros, pero ofrece una oportunidad concreta para detenerse, respirar y volver a conectarse al presente. En una era en la que todo funciona, la verdadera novedad podría estar realmente disfrutando de un descanso guiado.
Fuente: Sofrocay