Con motivo del Día Mundial de la Alimentación previsto para el 16 de octubre, día en el que el mundo celebra la importancia de los alimentos y su impacto en el planeta, llega un hecho que da que pensar: los comedores universitarios de Lombardía están todavía lejos de un modelo alimentario sostenible.
El nuevo informe lo dice “Comedores por el Clima”creado por Animali, Legambiente Lombardia y Terra!, con el apoyo de la Fundación Cariplo.
Con más de 330.000 estudiantes y decenas de miles de empleados, las universidades de Lombardía podrían ser un motor decisivo para la transición alimentaria. De hecho, los comedores son lugares donde cada día se puede elegir -y enseñar- un modelo de restauración más saludable y respetuoso con el planeta. Pero el informe habla de una realidad todavía compuesta de viejos pliegos de condiciones, menús opacos y criterios económicos que prevalecen sobre la calidad y la sostenibilidad. Sólo unas pocas universidades muestran el coraje de cambiar realmente.
Cuatro excelencias desde las que empezar de nuevo
Entre las experiencias más virtuosas, el informe destaca cuatro ejemplos que demuestran que la transformación es posible:
Pequeñas, grandes revoluciones que demuestran cómo la colaboración entre universidades, organismos públicos y la sociedad civil puede producir resultados concretos.
Los comedores siguen estancados en el pasado
Fuera de estos casos, sin embargo, el panorama sigue siendo preocupante: más de dos tercios de las especificaciones analizadas son obsoletas y poco transparentes, con falta de información sobre los ingredientes y deficientes controles sobre la calidad del servicio. En muchos casos, ni siquiera se tiene en cuenta el impacto medioambiental de los alimentos.
Sin embargo, según la Comisión EAT-Lancet, los sistemas alimentarios son responsables de casi el 30% de las emisiones globales de gases de efecto invernadero, pero reformarlos podría reducir estas emisiones a la mitad. Reducir la carne y aumentar las proteínas vegetales no es sólo una elección ética, sino una necesidad climática.
las peores universidades
El informe “Comedores para el clima” sobre la restauración universitaria en Lombardía no asigna una puntuación ni una clasificación formal para definir las universidades “finales”, pero, en cualquier caso, el análisis destaca varias universidades que presentan importantes problemas críticos y un amplio margen de mejora, en particular en lo que respecta a la oferta de platos vegetales, la actualización de los pliegos de condiciones y la transparencia.
Según el informe, las universidades que, según el análisis de los pliegos y menús muestra, muestran los peores resultados o las deficiencias más críticas en términos de sostenibilidad y oferta vegetal son:
1. Universidad Libre de Lenguas y Comunicación IULM – Milán
2. Universidad “Statale” de Milán (sucursal de Milán y sucursal descentralizada de Lodi)
3. Universidad de Insubria – Varese y Como
4. Universidad de Pavía (comedores con especificaciones anticuadas)
En general, las principales cuestiones críticas que sitúan a estas universidades en desventaja se refieren a la obsolescencia de los pliegos de condiciones (que datan de antes de 2020) y la consiguiente ausencia de indicaciones vinculantes relativas a los menús a base de plantas, lo que compromete la transparencia y la posibilidad de elección informada por parte de los estudiantes.
“Los comedores pueden ser motores de cambio”
Los comedores universitarios pueden y deben adoptar modelos más sostenibles, saludables y equitativos, abandonando un paradigma obsoleto y poco inclusivo – declaran las tres asociaciones. Las herramientas están ahí: directrices, buenas prácticas y regulaciones. Ahora necesitamos voluntad para aplicarlas sistemáticamente y con controles rigurosos.
En mayo, ANDISU (Asociación Nacional por el Derecho a la Educación Universitaria) publicó las nuevas Directrices para la restauración universitaria sostenible, que promueven un enfoque más ecológico y consciente, reduciendo los residuos y favoreciendo los ingredientes de origen vegetal y local.
La comida que servimos todos los días en las universidades no es sólo alimento: es cultura, educación, futuro. Elegir un menú basado en plantas significa reducir emisiones, proteger la biodiversidad, ahorrar agua y dar un ejemplo concreto a las nuevas generaciones.
Los comedores universitarios pueden convertirse en verdaderos laboratorios de transición ecológica: lugares donde se aprende, se practica y se comparte la sostenibilidad, una comida a la vez.