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Perclorato en frutas, verduras y alimentos infantiles: en lugar de prohibirlo, la UE propone aumentar el límite diario

Es increíble: la EFSA propone aumentar la dosis diaria tolerable de perclorato en los alimentos. Se trata de una sustancia controvertida que puede repercutir en el bienestar de nuestra tiroides. Una consulta pública está abierta hasta el 11 de febrero de 2025.

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El problema de la contaminación de nuestros alimentos con residuos de pesticidas y otras sustancias potencialmente tóxicas es ahora evidente. Productos químicos utilizados en la agricultura, como pesticidas, pero también i Contaminantes industriales que se acumulan en los alimentos.aunque en pequeñas dosis pero durante largos períodos, representan una amenaza para la salud pública.

En un contexto tan delicado, la normativa europea debería tener la tarea de proteger a los consumidores, garantizando que los alimentos vendidos sean seguros y libres de residuos nocivos.

Sin embargo, actualmente está causando mucha discusión. propuesta de la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA) para aumentar la ingesta diaria tolerable (IDT) de perclorato, una sustancia química controvertida.

Perclorato y sus efectos sobre la salud

El perclorato es una sustancia química que puede contaminar los alimentos principalmente por el uso de fertilizantes en la agricultura y por actividades industriales como la producción de fuegos artificiales y el reciclaje de materiales explosivos.

Este contaminante se puede encontrar especialmente en las verduras de hoja verde, como las espinacas y la lechuga, pero también en algunos alimentos infantiles, como destaca un reciente estudio americano del que os hablamos. Lea también: Perclorato tóxico: nueva prueba lo encuentra en niveles elevados en alimentos para bebés y niños en EE.UU.

Su presencia en los alimentos es motivo de preocupación, ya que puede tener efectos negativos para la salud, especialmente en la función tiroidea.

De hecho, el perclorato es conocido por su capacidad de inhibir la absorción de yodo por la glándula tiroides, interfiriendo así con la producción de hormonas tiroideas. Esto es especialmente peligroso para los fetos y los recién nacidos, para quienes dichas hormonas son cruciales para el desarrollo normal del sistema nervioso central y el crecimiento general. La interferencia con la función tiroidea puede provocar trastornos metabólicos, crecimiento reducido y retrasos en el desarrollo cognitivo.

La propuesta de la EFSA y los riesgos para los consumidores

La propuesta de la EFSA es aumentar la ingesta diaria tolerable (IDT) de perclorato de 0,3 a 1,4 microgramos por kilogramo de peso corporal por día. La decisión se basa en una revisión actualizada de datos científicos y los expertos están convencidos de que, con los niveles de exposición actuales, no existen riesgos para la salud de las personas.

Sin embargo, persisten algunas dudas sobre si Europa realmente está haciendo lo suficiente para proteger a sus ciudadanos. De hecho, el aumento de la DGT corre el riesgo de exponer aún más a la población, en particular a los grupos más vulnerables, como los niños y las mujeres embarazadas, a sustancias químicas peligrosas.

Sin embargo, la propuesta de la EFSA de aumentar los límites tolerables de perclorato en los alimentos sigue vigente. en consulta pública. Esto significa que, aunque la propuesta ha sido presentada, aún no se ha adoptado como legislación final. La consulta brinda la oportunidad a todas las partes interesadas de expresar sus puntos de vista y contribuir al proceso de toma de decisiones. Es vital que los consumidores, las organizaciones y los expertos de la industria participen activamente para garantizar que las decisiones finales se basen en una evaluación completa y precisa de los riesgos para la salud pública. Tienes tiempo para hacerlo hasta el 11 de febrero.

Europa tiene el deber de anteponer la salud de los consumidores mediante la adopción de medidas más estrictas para regular los contaminantes en los alimentos. La protección del consumidor nunca debería ser negociable, y las regulaciones europeas siempre deberían estar orientadas a la máxima reducción de la exposición a sustancias químicas, no a aliviar las restricciones. ¿Realmente terminará así con el perclorato?