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¿Por qué los humanos son la única especie que llora lágrimas “emocionales”?

Los humanos somos la única especie que derrama lágrimas emocionales: desde Darwin hasta las últimas investigaciones, exploramos el misterio y significado de las lágrimas que surgen de los sentimientos más profundos

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Carlos Darwinen su famoso enfoque científico, descartó la lágrimas emocionales como un fenómeno “innecesariamente curioso”. Pero hoy en día, este acto tan íntimo y humano resulta todo menos carente de sentido. Llorar no es sólo un reflejo biológico: es una experiencia que nos define, un lenguaje universal que habla directamente al corazón.

Los seres humanos derramamos lágrimas por mil motivos: de dolor, de alegría, de nostalgia, e incluso cuando una canción o una escena de una película nos trae recuerdos lejanos. Pero ¿por qué somos los únicos, entre millones de especies vivas, que hacemos esto? ¿Y por qué nuestro llanto puede surgir de una mezcla de sentimientos tan compleja? La ciencia todavía está tratando de responder, pero mientras tanto, podemos explorar algunas de las fascinantes verdades ya descubiertas.

Lágrimas: tres tipos, tres funciones

No todas las lágrimas son iguales. De hecho, existen tres tipos principales, cada uno con un propósito muy específico:

  1. lágrimas basales: Invisibles y constantes, estas lágrimas mantienen los ojos hidratados y protegidos. Un pequeño milagro biológico, necesario para nuestro bienestar diario.
  2. Lágrimas reflejas: Son las que fluyen cuando cortamos una cebolla o cuando nos irrita una mota de polvo. Su tarea es clara: liberar los ojos de cualquier agente externo.
  3. Lágrimas emocionales: Aquí entra en juego algo único. Cuando lloramos por una emoción, nuestras lágrimas no tienen una causa física inmediata, sino que son activadas por áreas profundas del cerebro vinculadas a sentimientos más complejos.

Los antiguos intentaron explicar este fenómeno con ideas poéticas. Para los judíos del Antiguo Testamento, las lágrimas simbolizaban un corazón quebrantado; los griegos, sin embargo, creían que era la mente la que los generaba. Luego, en 1662, el científico danés Niels Stensen descubrió la glándula lagrimal, confirmando que las lágrimas tenían un origen físico. Pero a pesar de esta revelación, el significado de las lágrimas emocionales siguió siendo un misterio.

Y aquí llegamos a Darwin, quien calificó las lágrimas emocionales de “sin propósito”. ¿Pero tenía razón? Hoy sabemos que, aunque estén compuestas principalmente por agua, mocos y proteínas antibacterianas, estas lágrimas tienen algo especial: no son una simple respuesta física, sino el resultado de una compleja interacción entre mente y cuerpo.

Llorar: un don que evoluciona con la edad

El llanto humano comienza temprano, pero no de la forma que podríamos imaginar. Los recién nacidos, por ejemplo, lloran sin lágrimas: éstas aparecen sólo al cabo de unas semanas, cuando las glándulas lagrimales maduran. Ese grito inicial, sin embargo, tiene un propósito crucial: llamar la atención de los padres.

Pero entonces, ¿por qué los adultos lloran lágrimas emocionales visibles? Una teoría sugiere que el llanto emocional puede ser una evolución de la comunicación: las lágrimas transmiten sufrimiento en silencio, sin atraer atención no deseada, como sucedería con un llanto. En esencia, es un lenguaje no verbal que fortalece los vínculos sociales y comunica empatía.

Con el tiempo, nuestra relación con el llanto cambia. Cuando somos niños, lloramos principalmente por dolor físico. Pero como adultos, el llanto se convierte en una forma de expresar lo que las palabras no pueden decir: tristeza, nostalgia, felicidad, enfado. En este sentido, el llanto se convierte en un pegamento social, capaz de unir a las personas en momentos de compartir.

Llorar: ¿un tabú para los hombres?

No todos lloramos de la misma manera. La frecuencia de las lágrimas, por ejemplo, varía enormemente entre hombres y mujeres. Los estudios demuestran que las mujeres, en promedio, lloran entre dos y tres veces más que los hombres. ¿Por qué? Una combinación de factores biológicos y culturales.

Por un lado, las hormonas desempeñan un papel crucial: la testosterona parece inhibir el llanto, mientras que la prolactina, más elevada en las mujeres, podría favorecerlo. Por otro lado, existen normas sociales que muchas veces enseñan a los niños a “no llorar” y a mostrarse fuertes.

Pero hay más: Nuestro carácter y contexto juegan un papel importante.. Las personas empáticas o más propensas a la sensibilidad emocional tienden a llorar más. El cansancio o beber demasiado también pueden facilitar las lágrimas.

Porque llorar es bueno para ti

Hay una razón por la que nos sentimos mejor después de llorar bien. Llorar, de hecho, no es sólo una salida emocional, sino también un acto terapéutico. Libera sustancias químicas que ayudan a calmar el cuerpo y, a menudo, fortalece los vínculos con quienes nos rodean.

Recibir un abrazo o una palabra amable durante un momento de llanto amplifica sus efectos positivos, transformando esta experiencia en una oportunidad para una conexión profunda.

Y así, mientras Darwin veía las lágrimas emocionales como un error evolutivo, hoy sabemos que Llorar es una parte esencial de lo que significa ser humano.